sábado, 15 de enero de 2011

El Secreto de lo despreciado.


Pensando en Wirikuta me llega a la memoria la historia de un méndigo que dormía en una cueva a las afueras del pueblo donde todos los días mendigaba por alimento. Un día no fue más por el pueblo, algunos pobladores extrañados subieron hasta su cueva donde lo encontraron muerto. Para sorpresa de los aldeanos bajo la piedra que servía de almohada al mendigo encontraron un diamante. Toda su vida mendigó el pobre hombre ignorando que bajo la piedra que dormía se escondía un gran diamante.

La miseria se encuentra en la ignorancia de la gran riqueza atemporal en la cuál descansa nuestro ser. La riqueza se encuentra en disfrutar del Espíritu atemporal. Esta es la riqueza a ser clamada y reclamada, una riqueza que sin embargo los afanes temporales no la pueden roer, no la pueden explotar y que estamos condenados a disfrutarla.

De acuerdo algunos dirán ¿pero que hacemos mientras tanto no sabemos que tenemos tal riqueza?

Bien, quizá esto resulte muy crudo para ser digerido: en el mientras tanto hay que mendigar atención del gobierno, de instituciones altruistas, de deidades o creencias de su preferencia.

Pero qué podemos hacer realmente más allá de apagar un fuego local que seguirá incendiando el mundo en algún otro sitio mientras no atinemos a:

1 Darnos cuenta que en nosotros hay células desvinculadas, olvidadas, despreciadas que anhelan un conductor de plata que los vincule, que irradie energía, que nos de seguridad aunque sea de un trabajo, aunque sea del poder para explotar y acumular seguridad. Células de nuestro ser olvidadas de su esencia a las que solo les importa sobrevivir en la miseria o en la opulencia. En nosotros habita el mundo donde descubrimos el equilibrio y reciprocidad que puede proyectarse en el mundo de “afuera”. Nuestro Espíritu ya tiene incluido el cordón de plata que vincula a todos los seres y su veta es inagotable.

2 Darnos cuenta tal como lo saben con claridad los Mara’akate que allá afuera no hay un mundo enemistoso, aunque el discurso comprometido con su pueblo haga decir lo contrario y aunque las apariencias globales parezcan desmentir tal afirmación. El mundo es una continua interconexión de percepciones desafiándonos en buena lid para librar una batalla de reconciliación atemporal. ¿Qué le podemos ofrecer a los más olvidados de su esencia que hoy detentan el poder temporal? ¿Acaso nuestra ferviente docilidad a sus propuestas consumistas cotidianas?

3 Darnos cuenta que el problema es justamente nuestra pequeña voracidad que da vida a la gran voracidad de los tiempos ¿Difícil de aceptar nuestra implicación total en el vaivén del mundo? ¿Difícil aceptar que cada uno de nuestros pensamientos han delineado el cuerpo del presente?

4 Darnos cuenta que el problema es la continua insatisfacción en la que se vive. Todos los satisfactores de moda pueden ser obtenidos y ninguno de ellos nos aliviara de la incertidumbre y el temor. Se dice que “Con la plata baila el perro" entonces con plata tengo la idea de que puedo “controlar” el mundo.

5 Caravanas de educación con presencia continua en la salud y el arte de vivir, el arte de recordarnos lo esencial, el arte de vincularnos a la naturaleza revalorando el saber ancestral. Hace falta una especie de misionero-as- dedicados a darle atención a una célula sabiendo que esa célula es el mundo. “Actúa localmente, piensa globalmente” el secreto se encuentra en el grano de arena, en el cactus, en los ríos de plata, en el manantial, en la tierra, en tu célula oprimida y víctima al mismo tiempo -que es apenas un grano de arena en el universo- donde cada noche descansamos nuestra cabeza.

6 No se trata solamente de obtener una victoria heroica a todas luces legal. ¿Pero cuándo la legalidad temporal va más allá de acuerdos convenientes y propicia un respeto natural? Se trata del interminable trabajo de levantar desde la raíz la cizaña de la desvinculación, de la ignorancia, del olvido de la naturaleza real de todos los seres en dónde el ser humano se sigue pretextando para la mayoría de sus aventuras y desventuras.

7 Escuchar la voz de los hermanos mayores Wirraritaris en las maneras antiguas de convivir con la naturaleza y ofrendar. Hay que intentar que esas maneras no sean ajenas a los habitantes de la Sierra del Catorce y puedan desde su cultura recordarse, resignificar algo que va más allá de la cultura y que nos atrevemos a definir como la “única manera de salvar el mundo”, es decir, el arte afectivo de relacionarnos con todo lo animado e inanimado sea esto visible o invisible. A eso me parece que también podemos llamarle, simplemente Amor, ¡nada nuevo verdad!


4 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo mi querido hermano mayor.
    Me gustó mucho eso de apagar el fuego interior e incendiar el mundo.

    Lo que no había visto, es que del mismo tamaño del gozo y la alegría al sentir los aromas de las flores, la frescura de los arroyos, y del viento, el amor en la belleza... pués..... del mismo tamaño es el dolor al sentir las aflicciones de algún hermano desamparado y con menos "suerte... aparentemente".
    Por lo visto.... es paquete completo

    Saludos y abrazos.

    Julio-chelelo

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  2. El plural de huichol es visrarika y el singular es visraritari,por tanto..."Escuchar la voz de los hermanos mayores Wirraritari"...es incorrecto.
    Adios

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  3. el mensaje es el AMOR ...la sintaxis es irrelevante<!!! queridisimo anonimo....yo tmb soy anonima pero mas que fijarme en las formas me fijo en la esencia....saludos!!

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  4. Con la piel envoltura de palabra
    acaricias el silencio jaguarino
    que se hace eco en la montaña
    santa escala
    la garganta inescrutable
    del misterio ronronea
    se despereza
    besa la garra ensangrentada
    de la tierra
    dibujando en la retina
    que acaricia corazones
    cuando leemos tu Secreto
    humildemente
    milenario
    Pamparius o pampariusi,
    mesti-soles o huich-izos
    da lo mismo:
    siempre gracias.

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